
Aparecen pensamientos contradictorios como necesito consultar pero tengo miedo a lo que me diga el/la profesional, ¿y si espero más tiempo a ver si esto se cura solo?, ya sé que yo tengo un problema, pero ¿estará bien que vaya sin mi pareja?, a ver si todavía me complico más la vida, no soy feliz así, pero mi pareja no quiere consultar, ¿y si me transformo en un sexópata y después no puedo manejar mi propio cambio?, ¿cómo hablo de esto?, me muero de vergüenza o quién sabe cómo será la entrevista, mejor no voy.
Estos, entre muchos otros razonamientos paralizantes, hacen que se demore en solicitar un turno con el/la especialista o que el mismo se cancele, una vez pedido.
Aparecen sensaciones de ansiedad, de miedo a lo desconocido, de entrar en un peligroso camino sin retorno, de sentirse desleal con la pareja y con las propias creencias y muchas veces la persona se dice a sí misma después de todo, si aguanté tantos años puedo seguir así, de esto no me voy a morir. Leer Mas.
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